A veces temo que los enemigos sean demasiados,
que este amor raído no logre soportarlos,
a veces lloro solo de imaginar las batallas y el temblor de no confiar en tu palabra.
A veces pienso si la herida es de por vida, si solo creo que la extirpe...
si en realidad ha echado raíces y hace mella en mi fe.
A veces miro con temor, con miedo con energía dispuesta a expandir,
ese paraíso que prometes con tus manos,
que se pierde en los sentidos.
A veces temo no haber visto la cicatriz, ni comprender que existen heridas que sangran aunque no exista
sangre para verter.
sangre para verter.
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