sábado, 9 de febrero de 2013

La venida


A ti:
He sentido tu presencia mucho antes de ser anunciada y me he abierto a ser la fuente que cobije tu esperanza. Un deseo instantáneo de quererte en la templanza y un amor inexplicable que se abre y fluye por mis venas. He perdido los temores, en un solo instante y estaría hoy dispuesta, por ti a abandonarme.

Tomas forma en mi mente, mientras abres un espacio en mi cuerpo y voy sintiendo la grandeza de encontrarme siendo dos.

Algún día cuando vengan a mí, el eco de tus palabras y me mire en tus ojos, veré el reflejo de estas tardes tibias de verano esperando tu venida, preparando un espacio, mucho más que en mi vida, que lleva desde ya inscrito tú nombre y que huele a tu fragancia; porque sé y pueden llamarlo locura que me acompañas desde antes, que sutilmente nos sabemos.

Camino hoy contemplando la dulzura que proviene de tus manos invisibles, mientras el mundo se hace un espacio para hablar de ti, es complejo transmitirles la real dimensión de tu presencia y cómo han de enterarse de que en un segundo recompusiste las grietas de mi alma dolida, me cambiaste los colores, me creaste para ti.

Eres todo y aún nada, más la palabra escrita y dicha suena pequeña, hoy extrañamente a esta mujer, no le alcanzan adjetivos para definir instantes, para hablarte a ti. El silencio será nuestro mayor lenguaje, y durante nueve lunas te sabré creciendo en mí.

Existen noches incontables, noches en que mis labios trémulos saborean en silencio el cómo haz de llamarme, las cinco letras que definirán desde entonces mi vida, una palabra con la que bautizaras el inicio y me harás grande.

Porque tú llegada habla de mí pero se define a través de ti, haz descendido y todo, todo a mutado de matiz. Me obligue a contemplar mí  abismo,  a tender un puente y con los ojos cerrados di el paso siguiente.

Este valor no es mío, este coraje lleva tú nombre,  y aún sin saberme en tus ojos, te siento tibio en mis brazos y aún sin aliados me sé fuerte defendiendo nuestro espacio.

Porque eres y sé parte de mí, parte de ti. Porque soy pequeña en la inmensidad de tu vida, porque soy tu cáliz y contengo tú sangre, ¡porque te quiero dios!, ¡porque te quiero!... que levanto mi voz por sobre el cielo de murmullos condenatorios.

Porque te llevo dentro, tan dentro y tu vida es prioridad, porque te sé luchando desde mis entrañas, en este contexto inhumano que no te esperaba.

Más hoy, somos dos, dos mi niño/a, dos mi amor. Y las tormentas nos rodean, sin embargo el cielo he creado para dos, y los mares embravecidos amenazan…. Y nosotros sonreímos y el camino que nos une conlleva una promesa, juntos somos más que una meta.

La dulce candidez de mi vientre, la completa fe en tu presente, el mejor regalo que él me dio… la semilla que venía envuelta fruto de tal creación, el mundo de posibilidades que se abrió. Y las manos bien juntitas elevando una oración, porque obraste el milagro de que yo hablase con Dios.

Y sé, en tu frente viene descrita mi nueva fe, mi gran amor. 

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