lunes, 6 de agosto de 2007




La mañana que atraviesa, el perfil de mi semblante y comienza despacio a invadir mis emociones, un sol que transpasa mi locura natural
Tantos son los días que me he marchado, tantos otros los que he de volver, de las angustias a las riquezas de un alma que se empeña en crecer, en revelarse, en no ceder.
Partí un día un camino sin saber donde llegaría, como siempre en mi vida, me atrae mas el trayecto que el punto de llegada y hoy veo con miedo, que es un no querer llegar, que tal vez en mis sueños mas inospitos me niego a aceptar que llegara la hora de definir y parar la rienda de esta vida que gira, de asentarme en la calma, de confiar en la razón, de escoger aun cuando en dos me parta yo.
Es necesario por mi, por ti, por lo que se seré, hacerle entender a esta loca navegante que un día ha de atrancar en el puerto, que hasta el mar se cansa del mismo gastado barco, que un día reclamaran esas tierras de antaño mis raices.
Mientras pasa el tiempo y mientras aun tenga el tiempo, yo seré lo que quiera ser, y esta navegante solo pasara como siempre de paso por todo lugar.
No son mis pensamientos fugaces aves, solo son amantes de la eternidad, de esa loca seguridad que en el mar logra desatar.



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